sábado, 29 de junio de 2013 | By: Abril

De tus besos..


Háblame en un murmullo de tus besos, pero no digas de ellos demasiado, sólamente contame lo necesario, aquello que haga despertar en mí las ganas de conocerlos.

Decime, por ejemplo, si tus besos tienen un color especial, si tus besos de lunes son iguales a los del jueves y del viernes.

Contame si tus besos son de hielo o capaces de derretir al mismo sol.

Aprovecha el tiempo y decime si cuando besas, dejas tu alma en cada beso, y si en tus besos nocturnos te esmeras tanto como un artesano en sus obras.

¿Es cierto que podes besar piedras y transformarlas en pájaros? ¿Es verdad que el sabor de tus besos dura para todas las vidas?

Dicen que pintaste con tus besos los cielos de París, dicen que hasta lograste oscurecer las estrellas con uno solo de todos tus besos. No sé cuán grandes sean los cielos de París, ni si las estrellas brillan tanto, pero a mí me alcanza con que tus besos despejen algunas nubes de mi otoño y prendan las luces donde otros las han apagado.

Lo único que te pido es que no me digas que tus labios se mueren por tocar los míos, de esas historias ya no me fío.

Créeme que creeré en cualquier magia que digas que tus besos hagan; que puedo creer que tus besos alcanzarían para alimentarme el resto de mis días.

Si has llegado hasta aquí, sin conocer mi boca, podrías llegar más lejos aún, sin siquiera extrañarla. 

(Marcelo Rubio, "Marfunebrero")

Déjame...


Déjame recoger las lágrimas densas que esparciste por el campo. Yo puedo represarlas en un lago muerto y nadar en él la noche larga que encierro en mi cabeza, volvernos amarillos y salados, musitarnos en secreto muy despacio nuestro amor, casi ronroneado, casi enmudeciendo. Contigo, a nuestras anchas.

Déjame perderme en tu pasto y roer en tu basura los huesos ilegales exhumados a tu ánima maldita. Yo puedo ensamblarlos a los míos, fabricarme alas y volar para alcanzarte. Para nunca más volver

Déjame respirar el polvo que orbita cerca tuyo. Yo puedo reunirlo en un planeta y fundar universos nuevos y en ellos descuartizarnos en amores furibundos y atorrantes, compelernos a expulsar el óxigeno del cuerpo y petrificarnos sempiternos, levitando en el espacio abundante.

Déjame absorber de tus ojos tus colores y teñirme de tu sangre, contagiarme con tu rabia y acabarme

(Rojosangre)
domingo, 23 de junio de 2013 | By: Abril

Por si regresas...


Saliste tan deprisa esa mañana, dejaste tantas cosas importantes olvidadas...
Las fui recogiendo una a una por si un día decides regresar.
Algunas las atesore en el relicario de mi corazón.
Tome con cuidado las dos lágrimas, esas que se escaparon de tus
ojos, el día que nos fundimos en cuerpo y alma. Colgué tu
sonrisa a la entrada de la casa, con ella quiero iluminar mis días de nostalgia.
Olvidaste también tu mirada de niño sorprendido, mirando la luna, las estrellas y el rosal amarillo cuando era acariciado por mariposas multicolores.
También encontré varias piedras, esas no quise conservarlas, las lleve hasta el río y deje que se durmieran mansas.
Aún no te he contado donde encontré tus pertenencias, fue en el camino de piedra, el que custodian los álamos. Fue justo esta mañana…

Cielo nublado
un rebaño de ovejas
malvones rojos.

Amigo,es un regalo para ti.

(Shosha)
jueves, 13 de junio de 2013 | By: Abril

Cartas a nadie III


A ti,

No sé con qué intención te escribo hoy. Quizás sólo sea mi necesidad de ti; la necesidad de apagar con palabras tanto silencio. Esa misma necesidad que yo, a diferencia de ti, no ahogo, no intento borrar. Mi alma lo necesita así y sé que pensarás que te lo reprocho. Y no, no lo pienses. Simplemente te admiro y te envidio por ello, porque yo no soy capaz, ni quiero ser capaz. No sería yo, no serías mi alma.

Cómo puedo, ¿ dime...?, cómo puedo hacerlo si te amo. ¡ Dios ¡, que palabra tan grande y qué corta se hace al escribirla. Cuánta grandeza resumida en cinco letras, tanto amor tejido durante ....cuánto?, cuánto hace que es así...? Ni te imaginas lo que daría por volver, por estar lejos, por morir si con ello estuviese de nuevo contigo, y cuánto me duele estar viva y hasta vivir fingiendo ser feliz, haciendo que los demás sí lo sean, pero siempre.... sin ti, qué ironía...

Quisiera arrepentirme de haberte sentido, quisiera que en mis momentos de soledad consentida, no vinieses a verme con tu risa, con tu aroma suspendido entre mi pelo, con tu te quiero susurrado en mi oído, y ... y me lo creo, divagando entre recuerdos, tus manos amarradas a mi cintura ... y no quiero, no me arrepiento.

¿Sabes?

Quiero darte las gracias, sí las gracias...
por ser, sin ser el momento, que más da...¡
me quedo con todo, con todo junto a mi infierno,
allí quedo...

Ahora sé por que te estoy escribiendo, me paré por un momento, sólo estuve dormida y abrazada a ti , sintiendo...
sólo sintiendo...


(Del blog: Alma)

Y sin querer...


Y sin querer, y poco a poco, has sembrado la semilla de tu recuerdo.
Ahora te empiezo a echar de menos aunque aún estés aquí.
Ahora me quema el saber que te vas y que nada sucederá para que deje de suceder.
Ahora me enfado conmigo mismo echándome en cara que no tiene nada de especial, que es otra flor del jardín.
Ahora me enfado contigo cuando me dices que esta noche no quieres quedar, porque me aflora la necesidad de tu piel y de tus besos, y no los tengo.
Ahora me odio un poco por no querer jugar al juego del cínico irreverente, porque no me sale, porque quiero dedicarte tiempo; y pienso que eso te va a cansar, ya no te confundiré.
¿Amor, relaciones? ¡Qué es eso!
No, que muera porque no puedo matarlo. Que empieza a arder entre mis manos lo que veo que me va a estallar en la cara dejándome en la calle de rodillas echando de menos sus sábanas.

(Del Blog: Días sin horas)

Hay días...


Hay días que te quiebran la cintura, que te superan. Se van deshaciendo entre tus dedos y aunque ves que pasan, dejan un recuerdo sobre tu piel, manchada.

Supongo que por pura idealización me acuerdo de ti estos días, me dan ganas de llamarte y contarte lo que me pasa, lo que hace que se me desajuste el ritmo.

Pero no puedo hacerlo.

Y me recreo en mis recuerdos para reconstruirte y contártelo aunque no me escuches. Quemé las fotos y ahora te voy recreando y buscando por donde se me ocurre.

Supongo que en el fondo no me lamento de estar así, ni de desearte, aun tanto. Es algo que decidí yo, y ahora me pasa factura.

Este texto es sencillo, simple, sin giros, a veces sin sentido, pero quizá en su simpleza se esconda alguna esencia, que hasta a mi se me escapa.

Seguiré arañando el cielo de la noche para sentir otra vez el tacto entrelazado de tus dedos con los míos. No la quites.

(Del Blog: Días sin horas)
miércoles, 12 de junio de 2013 | By: Abril

Final


Al final se ha acabado ese estado extraño en el que se juntaban los últimos minutos de tus besos y los primeros de tu ausencia. Ya sólo quedan de los segundos, que no son segundos, sino horas comprimidas en un minuto. Y yo, que nunca he sabido llorar bien, he venido en el autobús y en el metro con los ojos humedecidos a ratos, cuando he olido sin querer mi camiseta que olía al sudor de tu último abrazo, cuando he pasado por tu parada de Metro, vacía ya para siempre de ti.

He ido recordando momentos indefinidos en tu habitación, en la que ayer dormíamos como si nada pudiera pasar, ajenos al fin de nuestros días juntos, aun pensando que nuestra piel seguiría pegada, porque es nuestra, ni tuya ni mía; y en eso, se me cayeron un par de “te quiero”s.

Esos momentos de cuentos a oscuras compartiendo una almohada para uno, momentos de sudor entrelazado entre nuestros pechos y a viajes al sur de nuestras almas, momentos de noche congelada tras los cristales que nos hacían los reyes de la noche santiaguina.

Y ya no estás, no estás para siempre. Aunque no es así del todo, estás aún en mi almohada, en mis sábanas, en mis dedos que aún te tocan, en mi nariz que aún te huele, mi piel que aún te saborea, mis oídos que aun te oyen reír y mis ojos que te ven llorar por mí.

(Del blog: "Días sin horas")
sábado, 8 de junio de 2013 | By: Abril

Otro amanecer sin ti



 
Penitenciaria nacional de Picaleña
1er turno
Garita No 22 , muro externo, 5:36 am
Julio 24 de 1999

Ver como  empiezan a languidecer las últimas sombras de la noche en un parcial y absoluto desfallecer sin remedio de esta incesante penumbra, es algo que no logra colmar mi satisfacción….
Vivo otro amanecer sin ti, en el fracaso, al sentirme algo evocado en esta totalitaria inexistencia de no poder sentir tocarte. Y si estar envuelto en esta seca ilusión de no poder sentir un abrazo, al no hallar en la dimensión de mis pensamientos lo que me trasmiten tus desafiantes miradas, porque sólo creo que viviré eternamente condenado a vivir de una perenne y etérea frustración, de que en mi vida vacía y sin sentido, estas miradas jamás existan.
El estar desvalido, por no poder recordar en cada intento fallido la textura, el color, y el dulce perfume del lazo que envuelve tu cabello, porque este destino al parecer ha privado a mis ojos de verlo y  ha privado a mis manos de jamás, jamás tocarlo… El no poder extrañarte, sólo porque tal vez en este momento definitivo, asumo que otro amanecer sin ti, es tener la certeza  de que soy sólo para ti un ser anónimo  y desconocido, que a este implacable destino al parecer no le interesa ponerme en el cruce de tus miradas.
Otro amanecer sin ti, si es otro frío amanecer. Es este frío amanecer en el que nuevamente sin ti me encuentro de pie, en la soledad de esta inhabitada garita, y a través de esta gran ventana, observo  en un agudo, largo y completo silencio, la belleza de este fugaz amanecer, donde el imponente sol comienza a proveer el cielo de sus primeros rayos de luz de oro. Y en su mágico efecto produce extraños matices en el cielo que  los palcos de nubes en él, parecen  pinceladas y lo hacen arder como un rojo candente y deliberadamente vivo. Disfruto el resultado de este instante. Mi corazón y mis pensamientos me reclaman, lanzando un lamento de soledad sustentada por un gran anhelo que no se concreta precisamente en respuestas. Sigue transcurriendo  en lo lento y absoluto de esta basta monotonía, el pasar de este amanecer, sólo y sin ti. Mientras mis sentidos  disfrutan de este momento sin tu compañía, de este soñado amanecer, con tu ausencia, sólo pienso en que tal vez en estos cruciales momentos, tú te encuentres sumergida en el letargo de un frágil sueño. Puedo imaginarte en la metáfora de las fantasías que anhelo: quiero ser el eterno testigo y guardián en el despertar de tus amaneceres, para que así me puedas llenar tal vez de alguna falsa ilusión, sin importar lo lejos que estés de mí.
Mientras tanto, los días pasan sin mi consentimiento, sumidos en la imposibilidad  que me despedaza cada vez sin que te des cuenta de que pasa otro rotundo amanecer sin ti, sin que puedas ver mis inexistentes señales, porque ante ti  tal vez hay alguien distrayéndote en tu camino, gozando de lo elocuente de tus sonrisa, del dulce sabor de tus labios, de tu profunda mirada, o  de ser el dueño absoluto de tu corazón. Mi egoísmo dice reclamarlo como suyo; dice que por legitimo derecho: le corresponde, pero que en este abismo que nos separa a los dos, hay algo mucho más fuerte: este maldito destino  que al parecer está empecinado en demostrarme su negligencia, y que sin  objeción alguna, no hará nada para juntarnos.
Y mientras trasciende el tiempo,  me veré resignado a habitar en esta espera, y a pensar en ti  como la silueta de una vana ilusión que se desvanece, cada vez que asome el alba. La observo nuevamente, mientras mi esperanza se desvanece, fragmentándome toda el alma. Y siempre se  verá reflejada en mis ojos de color negros, oceánicos, y extintos, habitando en ellos, día tras día, otro de estos rotundos amaneceres sin ti.
(Marlon Jair Moya Perlaza)