domingo, 29 de diciembre de 2013 | By: Abril

Algo parecido a una carta de amor


Cariño, cuando leas la presente, parece que te estoy viendo, seguro sacarás el lápiz amarillo de penalizar las terminaciones en "inas". Apunta siete.

Mientras escribo algo parecido a una carta de amor, escucho el mar que va y viene, a veces solo parece que viene. De vez en cuando, una ola mayor que las otras hace más ruido que las demás al llegar a la orilla, en su retroceso los cantos y piedras que arrastra la resaca suenan a... no me sale la palabra, ¿cómo llamarías al sonido de las piedras cuando retroceden?, escríbeme y cuéntamelo. Cuéntamelo de esa manera tan tuya, colocando las palabras como gemas preciosas, una tras otras, íntimas, sin estorbarse. Cuéntamelo a tu manera, ya sabes de lo que hablo.
Cada día la quiero más, o le quiero más, y no sé si estoy cometiendo leísmo o laísmo cuando afirmo lo que afirmo bajo estas circunstancias nuestras tan difíciles.

La quiero con este amor poderoso, el más alto de todos los sentires pues desde la iluminada sombra, la quiero.

La quiero mientras escucho nuestra canción de otoño, y cuando el último sonido acaba. Sin paliativos, sin bendición eclesiástica, sin que me ampare la ley ni el yugo, la quiero.

Diga lo que diga el edil, la boticaria, el párroco…  todos los de éste mi pueblo hipócrita de menguada frente, a ellos, a los que sus oficios de guardadores de la moral colectiva les obliga a mantener el respeto bajo palio. Aunque digan que sí y es que no... repudian  la demostración de este amor tan poco ecuménico, como si nunca se hubieran querido dos mujeres de la manera en que tú y yo nos amamos.

Escucha cariño, te lo digo ahora en primerísima persona, bien alto, bien fuerte, bien claro, asomada al balcón de la luz, batiendo alas y voz: Te quiero niña, te voy a querer siempre, estés, o no estés, o estés a medias, estés aquí, o acullá, en la estratosfera o en la puerta de mi casa, en mi cama, o en mi pensamiento, entre mis piernas, o junto a ellas; te quiero con las entrañas, con el hígado... No sé por qué el corazón se tiene que subrogar el derecho a erigirse hábitat de los sentimientos. Te quiero con ganas, con flujos, con ansias, sin vergüenza, con los pechos erectos y la piel preparada.
Te quiero de mujer a mujer, entre dos espejos, el tuyo y el mío, abarloada a tu boca. A veces te quiero de manera egoísta, absurda y desesperada, solo para mi te quiero, y otras, porque te quiero, te suelto. También te quiero serenamente. Te quiero cuando gimo, cuando gimes, cuando no llegamos al placer al mismo ritmo, cuando sí que llegamos, cuando no estás, cuando vienes o te vas, te quiero.
Te quiero.
Que conste en acta, y dentro de diez lustros, cuando todos solo seamos recuerdos vagos de lo que fuimos, sombras aladas motas de polvo, ceniza, átomos, iones, Atón o Amón...te seguiré queriendo.

(Isabel)

Amor impar



Extraño me siento al escribir estas líneas... ¿Qué es el amor? ¿Anhelar el placer de la compañía de una persona? ¿Desear el placer de su compañía por encima de todo? ¿La certeza moral de que te llevarías una bala por ella? ¿Respirar su sonrisa?
Me resulta más difícil racionalizar un recuerdo que idealizar, lo cierto es que la relaciones humanas son complejas y más cuando se mezcla el deseo de por medio... Como bien escribió Gabriel García Márquez en el "Amor en tiempos del cólera": “El amor tiene más cuartos que un hotel de putas”. Mi acerbo cuenta al menos con una relación en puntos de suspensión, no por mi falta de voluntad, sino por respeto a la libertad del objeto de mi deseo... No quiere ataduras... Mi actual pareja, indescriptible, del choque de trenes originario, hasta el día de hoy...
¿A quién le soy infiel, a quién amo a día de hoy, o a quién amé primero – prior in tempo, potior in iure, diría el jurista romano? El marco incomparable, el puerto de Alicante, al que he acudido con mi pareja, M-Clan desde el escenario nos transmite la energía canalla, y las rabiosas ansias de vivir del rock stoniano y el blues sucio, coincidimos los tres, feliz circunstancia, estoy eufórico, exultante, las presento, las risas están garantizadas, los celos prohibidos... Nos vamos de copas, desinhibidos... el mundo importa poco, las opiniones de los demás menos, exijo mi heroína inocua, la paz que me transmite acariciar y masajear los pies bonitos de las señoras estupendas, y mi pretensión no me es negada:
Mezcla casi absurda de perversión e ingenuidad... Surgen las primeras ironías picantes sobre lo que se comparte y lo que no... Se acompañan al baño, como hacen las amigas, y vuelven muertas de risa...
Las bromas suben de tono, escéptico, creo que me están vacilando... Que es por lo cogidas ambas dos por la cintura, las provoco a mi vez, con el valor que inspiran las bendiciones de Baco, propino besos húmedos a izquierda y derecha... miradas furtivas de quienes se encuentran alrededor, puedo entenderlo, ni yo mismo me lo explico...
Me encantaría que os besarais entre vosotras, como expresión de la ternura y sensualidad que se ha generado entre todos, lo hacen, tímidamente primero... Hasta que no bajamos los 3 del autobús no me creo que lo que va a ocurrir sea posible, realizable.... Los tres desnudos ya, sin egoísmos, compitiendo por ver quién le proporciona mayor placer a quién. Ceremonia pagana de celebración de la vida... Eros nos sonríe. No puedo evitar sentir que le estoy siendo infiel a ambas dos, porque a las dos las amo...

(Isaac)
sábado, 28 de diciembre de 2013 | By: Abril

Carta de amor para él


"Ella se miró en los mil pedazos rotos del espejo, su piel iluminada por las velas, tenía el color irreal de las figuras de cera. Miguel comenzó a acariciarla y ella vió transformarse su rostro en el calidoscopio del espejo y acepto al fin que era la más bella de todo el universo, porque pudo verse con los ojos que la miraba Miguel."

'La casa de los espiritus', Isabel Allende.

Tiempo de silencio, tiempo de espera, si tengo que admitir que volver a oír tu voz me trajo sensaciones olvidadas, te imaginaba dormido, como un príncipe de cuento, esperando que viniera alguien a darte un beso para volver a ser real, mientras solo eras un sueño, alguien del pasado que se marchó a un país lejano, pero dentro de mi sigues estando y eres real, tu voz me quema y tus palabras me traen recuerdos de besos y ron, pero debes de seguir durmiendo.

Volcar mis sentimientos y mis actos en unas palabras a veces duele, este es un momento de mi vida muy difícil, muy importante, nada fácil, en el que cuando me quedo a solas conmigo misma me viene una película que no quiero volver a ver, la película de todos los meses pasados contigo, las palabras que me  dijiste, lo que yo  te dije, una y otra vez van pasando delante de mi como una pesadilla, lo que hizo, lo que me dijo, lo que le dije, todo tiene un tiente amargo, y luego por encima de todo eso, o por debajo, está el día a día, el trabajo, hacer la comida, mi casa, y es que nadie sabe que llevo conmigo un fantasma, que se sienta en mi mesa y se acuesta en mi cama , y por la noche me dice cosas y me abraza, pero cuando me despierto me clava a martillazos sentimientos en mi corazón, pero tengo que luchar contra todo esto, y quizás toda la felicidad de antes, ahora está pasando la factura.

(María Jesús)

Prefijos en el amor


La culpa fue de los prefijos. Dejamos que se fueran posando en algunas palabras de nuestro idioma, y acabaron adueñándose de lo más íntimo del diccionario que habíamos creado juntos.
Permitimos que se escapara la emoción que sentíamos al escucharnos, conseguimos que nuestras miradas llegaran a encontrarse diferentes.
Cambiamos la ilusión por la des-ilusión. Dejamos la puerta abierta a la monotonía. Nos conformamos con un sucedáneo de romanticismo, convertimos lo nuestro en simulacro.
Cambiamos el vivir por el sobre-vivir. Nuestros sentidos se volvieron perezosos, tu cuerpo y el mío se convirtieron en extraños, la lastima vino a acompañarnos.
Cambiamos la pasión por la com-pasión. Y llegó la hora del reproche, intercambiamos nuestras culpas. Nos quedó el consuelo para tontos, el rencor.
Cambiamos el sentimiento por el re-sentimiento. Asistimos impasibles a la catástrofe y, cuando quisimos darnos cuenta, nuestra lámpara maravillosa se había apagado.
Cambiamos el amor por el des-amor.
Nos queda este texto, que no es más que un pre-texto...para tantas cosas.
La culpa fue de los prefijos.
(Josefina. Del programa de radio: Es Amor)
jueves, 19 de diciembre de 2013 | By: Abril

Carta 21



Querida chica especial: 

Dado que me resultaría dificil llevarte al Diario de Patricia (no al de Patrish, al de la tele lleno de freaks) he decido redactar una carta al más puro estilo quinceañero (no en vano tengo 16 años). 


Los que me conocen saben que se me dan bien las indirectas, así que usaré una para comunicarte lo que quiero: Me gustas. No como un bocata de jamón puede gustar a una persona, tú ya me entiendes. 


Pero una relación no se forma sólo con que a una de las partes de la pareja le guste la otra, por lo que es necesario que haya algún tipo de atracción de ti hacia mi. Es por ésto que te pongo a continuación una serie de referencias hacia mi persona hechas por gente que me conoce: 


- "Él no ha tenido ninguna novia, pero porque siempre te ha estado esperando a ti"
- "Una vez tuvo que hacer el boca boca y aquel anciano le dijo que besaba bien"
- "No sabe mentir, así que puedes confiar en él"
- "Tiene una camiseta que mola"
- "Siempre tira de la cadena"
- "No le pidas que corra porque seguramente te dirá que correr es de cobardes"
- "Es mono, en el sentido de simio, claro" 


Ojalá que te haya convencido y hayas decidido abordar conmigo este viaje del amor en el que espero que pasemos muchos ratos en el vagón +18 y hagamos muchas paradas en la estación Delbeso.


(Fuente: http://zonaforo.meristation.com/)

Carta a Medardo Fraile


Barcelona, 13 de marzo de 2013.
Querido Medardo,

Lleva todo el día cayendo una lluvia impertinente y mineral sobre Barcelona, una lluvia, la verdad, un poco escocesa, y mira que yo con la lluvia suelo ponerme lírico y estupendo, pero ahora, ya ves, se me hace más difícil escribirte con estos chorretones de plomo armando bulla en el patio. Quería felicitarte hoy por tu cumpleaños ―ochenta y ocho, nada menos, el doble que Chéjov―, pero el viernes no se te ocurrió otra cosa que morirte mientras dormías y me he quedado así, con la misma cara de aquél bobo que en tu cuento se aferra a un álbum de cromos que no regalará nunca a nadie.

Estamos muy tristes por aquí, Medardo. Durante todo el fin de semana han ido apareciendo obituarios y semblanzas en los medios ―en diarios y en la red, ya sabes que en la tele sólo hablan de los literatos que, como decías, están siempre con su cuchara encima del plato de lentejas, no de nómadas discretos como tú―, y casi nadie ha faltado a la cita del afecto y el respeto. Algunos críticos y notarios han dado fe de tu valía literaria, pues de todo queda registro: de tus inicios en el teatro con los grandes y de cómo el cuento español te debe tanto, desde la admiración de tus coetáneos, como Ignacio Aldecoa o Carmen Martín Gaite, a la de tantos buenos cuentistas después de ti, como Hipólito G. Navarro, Eloy Tizón o Javier Saéz de Ibarra. Tus editores también te echarán de menos: dice Juan Casamayor que te han traducido por ahí al inglés y que tramabais otro libro de cuentos después de esa última joyita tuya, Antes del futuro imperfecto, y piensa Fernando Valls que ya es mala pata que semejante cuentista se haya ido justo cuando acaba de aparecer la reedición de tu única novela, Laberinto de fortuna. Y, claro, también te han dedicado unas palabras de despedida unos cuantos de tus amigos. Quizá uno de los que más te conocía y quería y, desde luego, el que te leyó mejor, Ángel Zapata, ha publicado en El País unos párrafos tan sentidos y exactos ―como los que sólo otro gran cuentista podía dejar escritos de ti― que no concibo añadir una coma.

Sólo alcanzo a escribirte esta carta. Luego pienso ir a por un pastel de cumpleaños y comérmelo a la salud de tu sonrisa de fauno bueno y socarrón, que a mí lo de que se mueran los amigos y los maestros me lo desmonta todo, francamente, y yo quiero celebrar haber tenido el privilegio de conocerte. Sobre todo si te pienso y recuerdo aquella cara de Harvey Keitel que se te ponía a veces ―te habría creído cualquier cosa en esos momentos, aunque me hubieras contado que la tierra era plana― hablando de Entradas de cine y de la vida y sus salidas. Me parte un poco en dos ahora lo nítida que tengo una imagen: tu expresión decepcionada de chaval recién merendado al que le sobran energías pero se le acaba la hora del patio, cada vez que, tras la última copa, nos retirábamos de madrugada los amigos y tú querías más canciones y charlas, otra ronda del calor de Madrid, del calor de tu gente en aquél cafetín decimonónico de Malasaña del que, tras cada visita a tu terruño, te llevabas en el zurrón un poco de sol ―Helios, se llamaba el camarero, ya es casualidad―, para capear mejor la distancia y casi medio siglo de frío, allá en Glasgow.

Quienes te leían valoraban tu literatura y quienes te conocían te querían bien. Qué más pueden esperar un artista y un hombre de su paso por el mundo. Que te conozcan más ahora y siempre, se me ocurre, que te sepan más lectores, que te lean mucho y que lo hagan atentos. En cierto modo, envidio ese gozo inaugural de quien se acerque por primera vez a tus cuentos. Estos días ando diciéndole a quien me lo pregunta ―y a quien no me lo pregunta también, empecinado― que, si te quieren descubrir ―a estas alturas―, que lean al menos tus cuentos completos en Escritura y verdad. Hasta ganas me entraron ayer de darle un susto a una viajera en el autobús: «¡lea a Medardo, hágase el favor!», le hubiera soltado en voz alta ―que leyera tus cuentos, o tus memorias, El cuento de siempre acabar, ese recuerdo tuyo de España tan afilado como honesto y bien contado, con un castellano luminoso como pocos he leído―, pero a la señora le asomaba del bolso un novelón de esos de highlanders ―palabra― y de pronto me entró una tristeza misionera. La cosa está muy chusca, Medardo, y aquí la gente sigue como cuando el café Gijón, con lo de «novela grande ande o no ande», y, a poder ser, extranjera.

Ya sabes que soy lector de cuentos de morro fino, aunque nunca me atreviera a enseñarte ninguno de mis primeros relatos ―ni a darte la vara con ello, que me parece que también por eso te caía yo algo simpático, con lo pesados que nos ponemos los noveles―, tal vez porque la cabra que soy tira al monte de la novela ―perdóname, maestro, porque no sé lo que hago―, porque tengo demasiado de ruso loco y me da por intentar contarlo todo, en vez de hacer como tú, que decías tanto con los silencios, que dejabas que lo no escrito apareciera en tus cuentos y le dejara la última palabra al lector. Tus primeros relatos ―cualquier joven cuentista firmaría hoy un estreno como el tuyo, con ese librazo que es Cuentos con algún amor, que publicaste antes de cumplir los treinta, maldito― se parecían un poco a los de Chéjov, aun antes de que leyeras al médico, y hubieran sido dignos de Katherine Mansfield, a la que leías tanto. Pero a la vez, y esto es lo mejor, no se parecían a nada, en particular a ningún cuento español de la primera mitad del siglo XX. Y es que, a lo peor, quien no te haya leído aún pensará que un señor que tal día como hoy cumple ochenta y ocho años ―no me hagas esto, anda, que ya he comprado las velas y tienes que soplar luego― debe de haber escrito batallitas con mucho polvo de biblioteca encima. Qué sorpresa va a llevarse, que lo que tienen debajo tus relatos son mil correcciones, mucho trabajo, ganas de experimentar, de buscar caminos y, sobre todo, esa mirada tuya, desengañada, incisiva, irónica y tierna a la vez, que, como un buen cuento, le quita lo vulgar y la rutina a la lectura para dejar un eco de vida sugerida, un rastro cierto y sin aspavientos del alma de las cosas.

He tenido la inmensa fortuna de leerte y de conocerte, Medardo, de compartir entre gente muy querida algunos ratos contigo. Por eso no me permito estar demasiado triste, o cuando menos lo intento. Mantuviste siempre, como los más grandes, la soberbia a raya, tan humilde tu presencia pero sin la estratagema de la falsa modestia, tan generosa tu actitud con los demás, en particular con aquellos jóvenes en los que tus ojos sabios identificaban la intención honesta y la voz despierta. Pero también con el látigo fino cuando olías a un tuercebotas cerca. Un buen día tuve incluso el honor de maquetar un prólogo tuyo ―otro de esos gestos que te hacían especial: apoyar a una editorial minúscula y los cuentos de un escritor tan bueno como desconocido― o hasta de hacerte una entrevista ―como un niño esperaste impaciente y gruñón a que se publicara, y como un niño estabas luego, tan feliz―, y es que sólo con trabajos de por medio nos poníamos serios y podíamos hablar de cuentos y literatura, ya que ―y eso también suele ser síntoma de verdadera grandeza en un escritor y en cualquier ser humano― en persona hablabas poco de ti mismo y de tus libros, no sentabas cátedra sobre nada y tenías más curiosidad por el otro que ganas de que te doraran la píldora.

«Al que este mundo no le ponga triste alguna vez o le falta algo esencial o le sobra algo que no le pertenece», dijiste en aquella entrevista. «Dicen que si aspiramos a la luna, la luna acaba acercándose», pude leer en otra. Y yo ahora me quedo aquí, al final de esta carta, con todas las minas de Escocia lloviendo en mi patio y mucho más triste ―no me sale otra cosa hoy― en un mundo en el que ya empiezas a faltar más de la cuenta. Aspirando también a poder enviarte esta carta a alguna parte, para que la leas en cualquier cuarto del cielo ―o lo que hayan inventado allá arriba― en el que haga calorcito, entre un buen sol de meseta y te dejen escribir cuentos tranquilo, tal vez en la vertical de Madrid, a ver si así quedas un poco más cerca.
Aunque sea para soplar las velas del pastel.
Y pedir un deseo. Y otra ronda.

Feliz cumpleaños, Medardo, y hasta siempre.

Tu amigo,
Sergi

(Carta de Sergi Bellver)
martes, 17 de diciembre de 2013 | By: Abril

La mujer de cristal




 
Hoy es un día triste. Hoy por fin he entendido que no me amas, que no soy quien pueda llenar todos los vacíos que hay en tu vida. Sueñas con una historia en la que no encajo. Me encuentro fuera de lugar y hasta ahora no quería verlo. Pero es así.

Dices que te sientes atado a un destino que no planeaste. Pero sí lo hiciste, porque te dejaste arrastrar y no hiciste nada para cambiarlo. Te limitaste a ser arrastrado por la inercia de los acontecimientos. Y ahora sólo notas un gran hueco en el alma, que huele a tiempo perdido, que imita a la nostalgia, que sabe a hiel en los labios…

Y es evidente que si alguna vez pude ser yo quien te ayudara a volar, hoy estoy fuera de toda lógica razonable de dar marcha atrás para intentar hacerte feliz. Llegué tarde a tu vida, pero juro que te estuve esperando más de la mitad de la mía.  

Y ahora evitas en tus mensajes cualquier cosa que tenga parecido a la palabra amor. Siempre estuve enamorada de ti, aun sin saber que eras real. Eres el hombre injusto. Pero también eres la persona que me sacó de la rutina de días idénticos y por eso te estoy agradecida. Porque por fin, llegaste a mi vida para demostrarme que no te estuve esperando en vano. Ahora sé que la felicidad en el amor también es posible, aunque cuando llegas si la función se ha acabado, algo se rompe en el interior y suena como un cristal que se estrella contra el suelo. Así me siento yo: feliz por saber de tu existencia y rota por haber llegado tarde.
(Mía)
lunes, 16 de diciembre de 2013 | By: Abril

Juega conmigo


No me dejas mirarte, pero busco tus resquicios más imprudentes para observar tu boca, aquella que ayer me besó, y no fue en vano, pues una fuerza voraz la poseyó y no pude evitar caer en el exilio de la cordura
Nos conocimos de muchas maneras esa noche, inspeccionamos cada centímetro de nuestra piel tocando con los dedos palabras sinceras pero carentes de sentido
Pues dime, ¿cómo vamos a hacerlo?
Tienes que irte, ambos lo sabemos, aunque la sola idea de no volver a oler tu pelo mientras dibujo caracolas con él, me marchita
Deja atrás la obligación y la rectitud, bésame y que no haya nada más

Fuente: http://memoriasdeunadesconocida.megustaescribir.com/

Tópicos y otras certezas



He intentado olvidarlo, decirte que te quiero con toda la sinceridad que las palabras me permitan, cerrar los ojos y así recordar lo que tiempo atrás hacía que me mordiera los labios al verte.
He intentado ensayar frente al espejo mi sonrisa más neutra para que no puedas cerciorar lo que ambos sabemos que está pasado.
He tocado tus manos como siempre, pero no he reconocido esta lejanía que en mí se manifiesta, ni el letargo de un abrazo que me sabe incómodo.
Y todo para darme cuenta, que yo soy el error.
No quiero caer en el tópico y decirte, cariño, no eres tú, soy yo.
No te mereces palabras tan marchitas por la rutina de quien está en guerra con la sinceridad y valentía
No te mereces que te haya hecho esto, pero ha ocurrido.
Y no quiero reconocerlo, porque a pesar de todo, sé que te quiero, quiero ese ladeo de tu cabeza cuando me miras con dulzura, quiero esos suspiros que denotan incredulidad cuando digo alguna bobería, quiero esa seguridad que solo tú has sido capaz de devolverme, la seguridad de sentirse querida.
Es por ello que me pregunto qué ha pasado, y en qué momento repetí una vez más: a veces, el amor no es suficiente...

Fuente: http://memoriasdeunadesconocida.megustaescribir.com
domingo, 15 de diciembre de 2013 | By: Abril

“¿En qué piensas?”

 
Hoy me animo a decirte lo que hace rato me vienes preguntando… “¿En qué piensas?”. Me lo dices cada vez que callo mientras cenamos, me lo dices cada vez que caigo en el silencio de mis pensamientos con la mirada fija en tus ojos, en tu rostro, en tus labios… me lo dices cada vez que te estoy pensando. Es que tienes un poder sobre mí que me hipnotiza con cada uno de tus movimientos. 
 
Hace poco que nos conocemos y la intensidad que tiene el avance de nuestra relación me sorprende. Tanto nos entendemos, tanto nos electrizamos con cada encuentro, que a veces tengo la sensación de que me cuesta hasta respirar. Me encanta, lo absorbo en cada detalle y lo disfruto pensando que quizás lo estoy soñando y que pronto puede terminar. Me invade una melancolía que intento no mostrarte, sólo quiero disfrutarte.
 
Cada vez que me lo preguntas me sonrojo, es que no puedo evitarlo. Generalmente me lo preguntas en el momento justo en el que me encuentro pensándote a ti, en tus modos, en tu perfecto rostro y esa mirada que me vuelve loca y me llena de emoción a la vez. Me da miedo pensar en lo rápido que va todo y a veces mi autoestima me juega malas pasadas: me cuesta creer lo conectados que estamos en esos momentos donde las miradas lo dicen todo.
 
Pienso en lo increíble de la situación en la que nos encontramos, en que no puedo sentirme más afortunada al encontrarme de pura casualidad con quien siento es el amor de mi vida y me corresponde, en nuestros miedos compartidos y nuestro pasado que nos atormenta a cada uno por su lado, pero que gracias a lo que tenemos juntos sentimos que podremos superarlo todo.
 
Pienso en lo bello que tenemos y que no podemos dejarlo pasar, pienso en tus ojos mirándome con fuego cuando me quieres hacer el amor y en tu boca pronunciando las palabras más dulces del mundo en ese momento justo. Pienso que lo nuestro no es azar sino destino. Pienso que me estoy enamorando…

lunes, 9 de diciembre de 2013 | By: Abril

Recibí tu declaración de amor con fecha del viernes 23...



Estimado Alberto: recibí tu declaración de amor con fecha del viernes 23, misma que paso a responder.
Primero que me pareció medio larga. Ni sabías en qué andaba, entonces te mandaste más por entusiasmo tuyo que por otra razón.
En la parte que ponés “que me amás desde el primer día que me viste”, ¿a vos te parece?, para empezar no indicás qué día fue, no puedo saber si yo también te vi o me llevás ventaja. Sí recuerdo cuando nos presentaron, y ahora entiendo la sonrisa que traías, porque ya venías emocionado, por así decirlo.
Cuando afirmás que “he nacido para hacerte feliz”. No puede ser cierto, ahora no sé cuántos años tenés, pero desde que naciste hasta ahora, ni un poco mejoraste mi vida. O llevás un atraso que ni te cuento o es una de esas frases que se dicen por decir.
¿Que pasás noches sin dormir? No sé si estás tomando algo, ¿qué querés que haga? Podría cantarte una canción tranquila, pero no soy de cantar en público, no sé, me da vergüenza. Probá ir al médico.
Después decís que las estrellas te dicen mi nombre. ¡Estaría todo el mundo llamándome por teléfono si fuera cierto! Móviles de televisión a la puerta de mi casa, la NASA. “¡Ani, las estrellas le dicen tu nombre a un flaco!”. Nada que ver.
Que pasás las horas lánguidamente. ¿Vos buscaste qué quiere decir esa palabra? Para mí que quisiste decir otra cosa.
Por último me pedís que te dé una respuesta y que la vas a esperar con ansiedad. Calmadito, por favor, porque lo que menos quiero es andar con gente nerviosita.
Te voy a ser sincera, me llegaron tres o cuatro cartas de amor más, ¡a cuál más disparatada y boba! Así que la tuya, dentro de todo, fue la mejorcita.
De modo que acepto tu propuesta, vení con flores mañana a partir de las cinco y seremos felices para siempre, mi amor.
Tuya de todo corazón
Anita

(Luis Pescetti)
jueves, 5 de diciembre de 2013 | By: Abril

La carta más bonita del mundo



"La primera vez que la vi…Todo en mi cabeza se silenció. Todos los tics, las imágenes constantes desaparecieron.

Cuando tienes trastorno obsesivo compulsivo en realidad no tienes momentos en silencio. Incluso en la cama estoy pensando: ¿Cerré las puertas? Sí ¿Me lavé las manos? Sí ¿Cerré las puertas? Sí ¿Me lavé las manos? Sí.

Pero cuando la vi, la única cosa en la que pude pensar fue en la curva de la horquilla de sus labios. O la pestaña en su mejilla. La pestaña en su mejilla. La pestaña en su mejilla.

Sabía que debía hablar con ella. La invité a salir seis veces en treinta segundos. Ella dijo que sí después de la tercera. Pero ninguna de las veces que pregunté se sintió bien así que tenía que seguir haciéndolo.

En nuestra primera cita, pasé más tiempo organizando mi comida por colores de lo que pasé comiéndola o hablando con ella. Pero le encantó.

Le encantaba que tuviera que besarla para despedirme 16 veces, o 24 si era miércoles.
Le encantaba que me tomaba todo el tiempo caminar hacia casa porque había muchas grietas en el suelo.

Cuando nos fuimos a vivir juntos, ella dijo que se sentía segura, como si nadie nos fuera a robar porque definitivamente había cerrado la puerta dieciocho veces.

Yo siempre veía su boca cuando hablaba. Cuando hablaba. Cuando hablaba. Cuando hablaba.Cuando hablaba; cuando me dijo que me amaba, su boca se curvaba hacia arriba en los bordes.

Por la noche ella se acostaba en la cama y me veía apagar todas las luces, y encenderlas, y apagarlas, y encenderlas, y apagarlas, y encenderlas, y apagarlas, y encenderlas, y apagarlas, y encenderlas, y apagarlas, y encenderlas, y apagarlas, y encenderlas, y apagarlas, y encenderlas, y apagarlas, y encenderlas, y apagarlas, y encenderlas, y apagarlas.

Ella cerraba los ojos y se imaginaba que los días y las noches pasaban frente a ella.

Algunas mañanas empezaba a besarla para despedirme y ella sólo se iba porque estaba haciéndola llegar tarde al trabajo.

Cuando me detenía en las grietas del suelo ella seguía caminando.Cuando me decía que me amaba su boca era una línea recta.

Me dijo que estaba ocupando mucho su tiempo. La semana pasada empezó a dormir en casa de su madre.

Me dijo que nunca debió dejarme apegarme tanto a ella; que todo esto fue un error, pero… ¡¿Cómo podría ser un error que no tenga que lavarme las manos antes de tocarla?!

El amor no es un error y me está matando que ella pueda salir de esto y yo no.

No puedo. No puedo salir y encontrar a alguien nuevo porque siempre pienso en ella.

A menudo, cuando me obsesiono con algo, veo gérmenes escabulléndose en mi piel. Me veo a mí mismo siendo atropellado por una infinita línea de coches. Y ella fue la primera cosa hermosa en la que alguna vez me he detenido.

Quiero despertar todas las mañanas pensando en la manera en la que agarra el volante. Cómo mueve las manillas de la regadera como si estuviera abriendo una caja fuerte.

En cómo sopla las velas. Cómo sopla las velas. Cómo sopla las velas. Cómo sopla las velas. Cómo sopla…

Ahora sólo pienso en quién más está besándola. No puedo respirar porque él sólo la besa una vez­– ¡No le importa si es perfecto!

La quiero de vuelta, tanto que…Dejo la puerta sin cerrar. Dejo las luces encendidas"

(Neil Hilborn)


Nota: Neil Hilborn es un poeta estadounidense que tiene TOC o  Trastorno Obsesivo-Compulsivo, que conmovió a todos con un poema de amor donde, a través de la repetición y la teatralidad, representa una imagen dolorosa pero al mismo tiempo preciosa de su padecimiento, según indican en Huffington Post.

La puesta en escena causó un verdadero revuelo en internet tras su desgarradora presentación en la final del concurso "2013 Rustbelt Regional Poetry Slam" y muchos felicitaron al artista por su particular manera de encarar el problema, como si se convirtiera, de la noche a la mañana, en un estandarte a seguir.

Hilborn explicó que escribió el poema en 2011 y que la mayoría de los tics que se ven en su exposición son intencionales, pero otros no.
lunes, 25 de noviembre de 2013 | By: Abril

Dí que me llamo María...


Di que me llamo María. En realidad mi nombre no le importa a nadie. Lo he oído tantas veces de una boca que lo ensuciaba que escucharlo me da asco. Así que di que me llamo María. Cuenta que mi vida es una mala pesadilla de la que no he podido despertar, de la que ya he perdido la esperanza de despertar.

Diles que cuando le conocí yo era dulce, sonreía y tenía una vida y él llegó con su dulzura, con su sonrisa y con su vida en la que me ofreció entrar. Háblales de que al principio fue el amor quien me cerró los ojos, y que después, poco tiempo después, fueron sus puños bañados de odio quien me los cerraba una y otra vez.

Explica porqué la vergüenza y el miedo me dejaron muda durante tanto tiempo, porqué sorbí despacio y en silencio mi propia sangre, mis propias lágrimas, porqué volvía una y otra vez, esperando un grito más, un insulto más, un golpe más, hasta que cada humillación llegó a convertirse en un regalo, hasta comprender que bajar la cabeza a veces y sólo a veces, tranquilizaba al monstruo.

Quiero que sepan que sentirse débil, que sentirse vulnerable, duele tanto como los golpes, quiero que lo sepan y que sepan que lo intenté, que intenté deshacerme de la desesperanza y luchar por entrar en la vida con el mismo coraje con el que ahora lucho por salirme de ella. Ojalá hubiera sido más fuerte, lo suficiente para comprender que no hay nada capaz de aplacar al monstruo y que no hay monstruo que te permita ser lo suficientemente fuerte como para comprenderlo.

Explícales que he decidido desprenderme de este dolor que con igual fuerza agita mi corazón, que lo detiene a ratos en un segundo eterno. Ya ni tan siquiera encuentro otra manera de hacerle daño, salvo alejándome de él y regalándole mi último momento de sufrimiento inútil, ese con él que tanto goza.

He acallado para siempre el timbre de la puerta y el sonido estridente del teléfono. No quiero que nadie interrumpa esta muerte, el único acto voluntario y feliz que recuerdo desde hace mucho tiempo. No sé cuál es la dosis necesaria para comprar el billete de ida. Resulta cómico pensar que la muerte se encierra en este frasco que baila entre mis manos magulladas, una muerte dividida en minúsculas porciones de color.

Quiero que les leas esta carta, con las últimas migajas de esperanza que me quedan, para que esto no se convierta en mi último monólogo.

Fdo. María.


(Día 25 de noviembre es el día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres)
viernes, 22 de noviembre de 2013 | By: Abril

Carta de despedida...


Antes de rendirnos fuimos eternos... y ahora ya me ves: escribiéndote otra estúpida carta de amor.

No sé muy bien cómo empezar a terminar esta historia que ya no es... precisamente de amor. Nunca creí que iba a llegar este día, aunque llevo meses dándole vueltas al asunto con el temor de dar este paso, el definitivo. No me siento fuerte, ni segura. Es más, cada vez que ensayo lo que quiero decirte me salen reproches que ya no tienen ningún sentido, porque, a estas alturas, ya está todo dicho y no deseo despedirme con un sabor amargo, sino todo lo contrario: agradeciéndote estos últimos años.

Cómo ha pasado el tiempo, ¿verdad? y cómo hemos cambiado... no en la esencia, pero sí en las circunstancias y en la forma de querernos y de necesitarnos. Tú ya me entiendes, ¿para qué darle más vueltas, si esto ya no tiene arreglo?

Y sigues insistiendo en que no quieres que me vaya. En cambio, tus actos no se corresponden con tus palabras. Mírame a los ojos y dime, ¿por qué parezco yo la mala de esta película en la que me siento abandonada?

¿Ves? De nuevo se me desbocan los reproches que detesto, porque imaginé esta historia con fecha de caducidad desde el principio, pero pensando que el final sería de esos de película. Un final sellado con un beso con el ocaso de un otoño maravilloso de fondo y jurándonos aquello de "nunca te olvidaré, porque has sido el amor de mi vida".

De ese deseo a la realidad sólo encuentro una semejanza: el otoño que ahora tenemos, que de un tiempo a esta parte se ha vuelto un tanto invernal; y no me refiero a que hayan bajado tanto las temperaturas desde que rompimos, que también, sino a que de repente el frío se ha instalado entre nosotros, un frío que comenzó el verano pasado...

Sé que te echaré de menos, pero intentaré olvidarte por todos los medios. Me envolveré en una rutina de horarios que no me deje tiempo libre para pensar en ti. Te lo prometo. Tú lo tienes más fácil, porque ya me has olvidado; estoy segura de eso. Haces tu vida como si yo nunca hubiera rozado tu piel, como si no hubiera existido lo nuestro. Y actúas de modo tan real, que empiezas a hacerme dudar de ello. No me importa. Sé que lo nuestro existió. Que hubo un tiempo en el que tú y yo éramos "nosotros" y no dos desconocidos como ahora. Pero qué más da, si lo que deseas es eso...

Y como dice la canción...¿y todavía dudas de quién dejó a quién? No, no fui yo...

(Sarah)
jueves, 21 de noviembre de 2013 | By: Abril

Y aún te amo...



Me gustaría pensar que todo está bien, que soy adulta, y por ende, lo suficientemente madura como para verte desde otra perspectiva, ya como a un amigo. Pero por más que lo intento no puedo engañarme. Sigo viéndote como la persona de la que un día me enamoré. La persona que me hizo sentirme viva y guapa de nuevo.

Me sentí amada por alguien. Alguien que me escribía cartas de amor. Alguien que me deseaba en secreto. Alguien que deseaba estar conmigo a todas horas y buscaba los encuentros, como los buscaba yo, a pesar de que ni el tiempo ni las circunstancias estaban de nuestra parte.

Pero todo eso cambió un día. No sabría precisar cuál; poco a poco empezaste a alejarte de mi con excusas no demasiado elaboradas.Yo te quería, como te sigo queriendo aún, y por eso lo justificaba todo y me decía a mí misma que estabas demasiado ocupado, que tu otra vida pesaba como un lastre en tu día a día y que todo el tiempo que pasábamos juntos, por poco que fuera, era un regalo...

No sé cuándo pasé de no verte a empezar a hacerme invisible en tu vida. Tus mensajes eran continuas despedidas que decorabas con las mismas excusas mil veces, y yo te creía, o tan sólo quería creerte.

Y así, ha pasado este último año, El amor no se va de un día para otro, no. El amor intenta aferrarse a lo poco que le queda de otro tiempo en el que nos hacía felices a ambos. No me hagas pensar que no existió, que todo fue una invención mía, porque fue real aunque tú lo intentes negar ahora. Yo te amaba. No, no voy a hablar en pasado porque bastaría que volvieras a descolgar el teléfono para que fuese corriendo de nuevo a tu lado, como un perrillo sin amo. Así me siento; desvalida y falta de abrazos, porque sé que haga lo que haga, nunca serás para mí. Y porque lo llame como lo llame, aún te amo...

Me quedo con una frase que he leído hoy. Definitivamente no eres la persona que merezco porque según reza en una pintada "la persona que mereces es aquella que, teniendo la libertad de hacer lo que quiera, te elige a ti en todo momento". Y ése, cariño, nunca has sido tú...

Cuídate.

(Lola)
lunes, 11 de noviembre de 2013 | By: Abril

Un invierno sin sol



Yo amé, con perdón.
 
Amé por encima de todas las cosas, que es,
permítanme que les diga,
de la única forma en que se puede amar.

Yo viví
en un cálido regazo del amor,
protegido bajo su techo,
comiendo de su misma mano,
aprendiendo el fuego hasta verlo arder,
hasta quemarnos.
Compartí su sudor
y ascendí en su alegría de peldaño en peldaño.
Es decir: de dos en dos.
 
¿Sabéis qué?
Yo tampoco creía en la magia hasta que la vi.
A ella.
Irradiándola, desprendiéndola,
 descontrolando el tiempo
y cargándose con un gesto cualquier rutina impuesta,
criando una primavera en cada estación.
 
Solo querría decirles eso.
Decirles: yo tuve un reino y lo llamé hogar.
Y fue tan inmenso como el más pequeño de los detalles.
Una puta barbaridad.
Así debía de ser mi cuento.
 
Sin embargo, escribo desde el dolor aquel
en que solíamos gritar que todo acaba mal
porque si no, no acabaría.
 
Así fue
que todo se llenó de distancia
y de sangre,
todo se ensució de grietas y pudriéndo-
se pasó como una enfermedad
por delante nuestro,
un olvido por encima de nosotros
paseándose
jodiéndonos,
diciéndonos adiós,
a Dios reclamadle.
 
Estas son mis ruinas y esta es mi voz.
Un paseo con vistas a los escombros.
Si veis al amor por ahí, solo decidle que lo siento.
Que el frío se ha hecho ciudad
y yo, solo, he aprendido a quemarme.
Que la poesía pague los destrozos
y su recuerdo sea mi única migaja de calor.
Esta es la historia de un derrumbamiento.
El infierno hecho paisaje.
Mi baile nupcial sobre el lodo.
Un invierno sin sol.

(Escandar Algeet)
domingo, 10 de noviembre de 2013 | By: Abril

Carta de un príncipe desheredado


 
...Y fue muy extraño. No dejé de amarla aún. Y sé que jamás podríamos volver a ser felices. La sonrisa de mi rostro te la llevaste tú. Y la nostalgia y la tristeza se hicieron dueñas de mi pecho.
Cuánto te amo, mi Ángel. Quién iba a decir, taurina perfecta, bella, hermosa, la luz de mis ojos , que todo iba a terminar así. Ojalá algún día comprendas por qué me voy. Dejo nuestra historia plasmada aquí, para que cada vez que me necesites me encuentres fácil. Físicamente me marcho, pero un pedacito de mi alma se queda contigo....

 ...Caminaba sin rumbo, en compañía de un viejo amigo, y te vi: con la mirada perdida, desorientada, con el peso de la soledad que cargabas en tus hombros, con tus tacones altos negros, y esa hermosa mirada que me deslumbró ni bien entré al lugar, tarde, 4.00am, cansado de dar vueltas en círculo, después de saludar a la misma gente de siempre, las mismas caras de todos los sábados,  te ví, sentada en el pasamanos de un pequeño túnel; te ví y me enamoré de tu belleza, de tu soledad. Ya no quise caminar más. Nos pusimos a charlar. Te robé uno o dos besos...y desde ese fin de semana, nunca más nos volvimos a separar, hasta hoy amor. ¡Tanto tiempo. Tantas cosas que vivimos juntos! Si supieras todo lo que aprendí de vos...y cuánto aprendo aun estando separados...
Ojalá algún día lo pueda superar...

 Pasó julio y llegó agosto. ¡Cómo esperaba los fin de semanas, para tenerte en mis brazos!, para mimarte, para adorarte... qué felicidad irte a buscar, tan lejos de casa, para tener tu gran compañía... Pensar que el día que nos conocimos terminamos desayunando juntos en un AutoMac, el primer beso...mi inocencia...tu experiencia y la ternura en tus besos......

 .... Tanto tiempo juntos, que ahora me duele y me pesa tanto la soledad... Me acostumbré tanto a ti, que ahora sólo siento el vacío que queda recorriendo la casa, el patio, tu sexo en el garaje... Te veo amándome en la piscina, en el baño y en mi escritorio. Eras y serás siempre el fuego de la pasión, y del sexo más libre y salvaje que he conocido; la que me despertó de ese largo viaje llamado: rutina.

 ...Me voy amor, por que ya no puedo vivir así: preocupado, esperándote, preocupándome, si estás bien, si alguien te lastima y yo tan lejos... Ya no puedo concentrarme en mi trabajo, ni en mis estudios y vivo imaginándome los pensamientos más oscuros y horrorosos sobre ti. Ya no eres la que yo conocí. Y como la noche apaga al sol, así  vistió tu alma de oscuridad y de ambición a tu corazón. Y pasé de ser, tu príncipe azul, a ser sólo un pedazo de carne. Ya no creo en ti. Ya no creo en mi, y nada tiene ya sentido alguno, después de tu decisión.

 No te echo la culpa. Sí me hago responsable de las veces que te lastimé. Ahora sólo me queda rezar, para que encuentre un poco de paz mi alma atormentada, y pedirle a Dios que no me abandone y me dé la fuerza para dejarte ir. Dejarme ir...

 Nunca te olvides que en los peores momentos, siempre estuve ahí, firme a tu lado, compartiendo tu tristeza, tus miedos y tus angustias; y aquellos días en mi ciudad, en los que con tan poquito nos divertíamos tanto. Nos teníamos el uno al otro.

 Ojalá te vuelvas a encontrar. Ojalá llegue la paz a tu hogar, a tu alma. Que Dios te acompañe siempre en el camino tan difícil que decidiste seguir. Te dejo mis ideales aquí; mis más tristes pero verdaderos sentimientos: mi verdad ( la mía , no la de la gente ) y mis últimas indicaciones para cuando estas notas ya dejen de quemar en la hoguera de nuestros corazones......

 Amor:
             ¿Quién sería yo, si te dejara pasar así, si dejara que fueses la carne de cañón de este sistema social devastador y salvaje? Si te cansé con mis sermones es porque te amé de verdad: con el alma, la mente y el cuerpo, que siempre me puse en tu lugar y en tus necesidades, que traté de dartelo todo y hasta lo que no tuve...

 Que algún día lo vas a entender, que siempre trates de rodearte de gente sincera de alma y buena de corazón. Que cuando tenemos muchos, todos nos quieren y de muchos amigos somos, y que cuando las cosas se ponen difíciles, solo están los que la erosión del tiempo no desgastó la esencia ni el amor hacia vos. No te olvides jamás de eso...

 Dale una buena educación a tu sol, cuida siempre su entorno. Cuídate y cuida tu mente. No te expongas tanto a ese ritmo de vida, que la vida siempre te pasa factura. Nunca cambies tu fuerza de toro, incomparable, tu energía de luchadora. Guárdame en uno de tus cajoncitos de madera como lo más puro que tuviste, y no vuelvas nunca hacia atrás, siempre para adelante. Que ojalá algún día encuentres el hombre que necesitas, que te cuide y que te valore, y te enseñe también a hacer algo que yo no pude: conseguir que te valores más.......Vales mucho y nunca los supiste ver.
No le tengas miedo a los muertos ni a la oscuridad, ni a los fantasmas. Ten desconfianza en los vivos, que son lo únicos que pueden hacerte daño, que hay muchos locos sueltos en la calle , llenos de odio y venganza hacia tu género.

Que nunca dejes de ser esa mujer tan dulce con tu hija, que jamás bajes los brazos y sigas luchando por tus sueños que, aunque yo no comparta la manera, no significa que la mía sea mejor o peor que la tuya. Trata de olvidar todo lo malo de tu pasado. Imagina en tu mente un cajón con llaves y mete todo lo malo allí que te tocó vivir amor, que se puede. La vida es tan corta, que no sirve de nada vivirla envenenado por el pasado, ni con viejos rencores. No pierdas tus ganas de bailar y de reír siempre. Y acordate que en muchas casas con muy poco, son más felices que en las que lo tienen todo. Es cuestión de saber valorar las pequeñas cosas. Lo material va y viene siempre, pero el amor perdura con el paso del tiempo.
 
Que no estas sola...
Que nunca es tarde para empezar de nuevo, una nueva vida.
Que los años sí pasan rápido, y que todas las noches antes de dormir, por lo menos una vez al mes, le pidas a Dios que te cuide y que vele por los tuyos...

 Me voy lejos. pero tranquilo, para matar de apoco tu recuerdo. Que te quedes tranquila que voy a estar bien, y que aunque ahora soy prisionero de mi angustia, sé que mañana...mañana de nuevo sale el sol para los dos.

Te guardo para siempre en mis recuerdos mas bonitos...

Te amo

 Tu Principito

(HDE)

Aquí me quedo yo...


 
...Y aquí me quedo yo, luna de mis pensamientos, contemplando mi tristeza........... ¿estás?
 Te quise tal y como eras, angel guardián de mis noches y mis miedos. Ahora estoy, sigo, respiro el perfume que dejaste en la casa, y me quema el remordimiento de no haber dado más de mí, decirte al oído te amo, una vez mas...
 Los aviones pasan cerca de ti, y una estrella te acompaña, tu supernova Ariadna, que es el brillo que te alimenta  cuando estas menguando. Ahora eres la Luna, te miro y parece que puedo tocarte, y estás ¡tan lejos...!
 Aquí me quedo yo, en la tierra de los humanos, y desde que no estás padezco el sufrimiento de los mortales. Soy tan simple amor, ahora sin tus besos, que con tu adiós te llevaste el poder de mi fuerza de dios omnipotente...
 Soy tan simple ahora.......... efímero, pequeño, casi un granito de arena........y sigo y aquí me quedo-
porque me dejaste en este desierto de desencuentros, el tuyo, el mío......las ganas de volver a sentirte respirar cerquita de mí...
 Si alguna vez te lastime, te pido perdón. El perdón que un esclavo le suplica a su amo; el que nunca pudo resolver tu orgullo, porque de errores nos hacemos más sabios día a día. Tal vez eso si se quedó contigo: esa sensación de haberlo tenido todo. ¿Y ahora?.... míranos amor, yo aquí en la tierra de los mortales ¿y tú?......Tú, la Luna.
 Te dejo como satélite de mis noches, y te doy mi constelación de recuerdos para cuando te sientas sola...
 Y me voy así, sin decirte adiós, porque así lo quisiste Tú...
 Cuando la luz del día te guarde, guardaré las heridas mientras dure la mañana, y volveré a pedirte que bajes de nuevo, cuando te renueves otra vez.......
 Me olvidaba: los días de luna nueva, son para que descanses de mis oraciones y vuelvas a creer en el amor otra vez, en uno nuevo, el que siempre soñaste....porque a partir de hoy, aquí me quedo yo......
 
(DHE)
lunes, 28 de octubre de 2013 | By: Abril

Desahogo

 
Vaya... han pasado meses desde tu partida y es tan poco lo que sé de ti... Me dices que tienes muchas cosas que hacer, que tu vida no es fácil y, bueno, no puedo hacer más que entenderte, aceptarlo, a fin de cuentas ¿que puedo reprocharte, si sólo fui tu amiga...? Nuestra historia fue de un día ¡¡UNOO!! O sea, la loca soy yo por pensar que pudo ser algo más… Y es que, con las cosas que me escribías: tus ganas de secuestrarme para estar juntos y un montón de ideas que se te ocurrían para acortar la distancia que existía; y bueno, yo…siempre riéndome de tus ocurrencias. No sé si alguna vez te sentiste lastimado por mis burlas… pero bueno, no puedo dar marcha atrás. A eso sólo puedo decirte que lamento haberme burlado, pero es que la lógica me ganaba ¿ y qué ganaba soñando con que un día vendrías y tocarías mi puerta, suponiendo que te hubieras animado a hacerlo?, ¿¿¿que iba a pasar con nosotros???
 
Vaya esa pregunta puede tener mil respuestas….y créeme me las he imaginado ¡¡TODAS!!...es increíble como la mente te lleva a sitios y lugares inimaginables; es que encontrarte fue la casualidad más linda que me pasó en aquel viaje. Nunca me hubiera imaginado hablar con alguien como tú porque -sinceramente- esa noche mire a tu amigo, ja,ja,ja...(y creo que ahora ya no es tu amigo). Espero no estar metida en ese embrollo…En fin, sííí´,  lo miré a él primero, pero luego nos presentaron y quedé contigo. Sé que te dije que no recuerdo nada de esa noche, pero es mentira…lo recuerdo todo. Me río bastante cuando recuerdo que me recitabas el poema de Borges ¨Instantes¨, ¡Que VIVA EL INSTANTE! Pero aún había algo en mí que no llegaba a creerte, hasta el día antes de mi partida que, para mí, es el día que cuenta porque fue donde llegué a conocerte y las dudas fueron desapareciendo. Te mostraste como todo un caballero: protector, cariñoso, cortés, intelectual, ¡y vaya que lo eres! No por nada los kilómetros que nos separan aumentaron! En fin, llegué del viaje a mi casa y me dije que no podía enamorarme y estaba tan convencida que lo lograría... porque muchas veces he logrado contenerme. Pero siempre hay una primera vez...
 
Esperaba entusiasmada que te conectaras para escribirte, aunque casi siempre esperaba que el que escribiese primero fueras tú, ja,ja,ja... Es ese orgullo mío, que no me deja hasta ahora…y así continuó la historia donde me decías que no habías tenido amigas de mi genero nunca pero que yo empezaba a serlo y que era muy especial para ti; que te impulse a hacer cosas que jamás hubieras hecho y que te gustaría estar a mi lado. Y yo ¡¡NUNCA TE DIJE NADA!!... Nunca te dije lo que sentía. Nunca te dije que comenzaste a rondar en mis pensamientos, que llegué a extrañarte, que también me gustaría que estuvieras a mi lado!...En fin, ¡maldito orgullo!... por creerme poderosa y sentirte en mis manos. Te perdí y lo más doloroso es que creo que nunca te tuve, a fin de cuentas.
 
Luego llegó la noticia…te mudabas más lejos de mí y de eso ya hace tiempo…la ciudad era más grande, te encantaba el paisaje y bueno no sé nada más de ti, sólo eso…Heriste mi orgullo porque pensé que me extrañarías más, pero todo indica lo contrario: ya no me escribes... ya ¡nada!...y yo me quedé con tantas palabras en mi boca, que a veces me atraganto. Ahora entiendo por qué dicen que el odio duele menos que el olvido y es verdad, quisiera que me odiases por mi cobardía, en vez de sentir tu olvido.
 
He tratado de escribirte tantas veces, pero me detengo y ahí está de nuevo mi gran compañero: mi orgullo, que no me deja mandarte ninguna letra, ni un emoticón, ni nada...Tal vez piensas que yo te olvidé primero, nunca lo sabré... Pero si algún día lees esto, entenderás qué pasó conmigo y bueno, lo que pasó contigo quizás no lo sepa nunca, por eso el motivo de la carta, que es prácticamente un vomito verbal que me estaba matando internamente.
 
Ahora me despido, te deseo lo mejor, sé feliz, ríe, llora, ama y ¡¡vive!! Quizás algún día nuestros caminos vuelvan a cruzarse y me gustaría verte así.
 
Un beso y un abrazo…
 
Adiós.
 
(Anónimo)
domingo, 20 de octubre de 2013 | By: Abril

Cuántas veces...



 
Cuántas veces escribí y borré... con tal de no decir nada que te dañe...
cuántas veces pienso en lo que digo antes de decirlo...
cuántas veces he llorado por ti...
 
Cuántas veces siento que muero...
cuántas veces siento que me matas...
cuántas veces se me ha partido el corazón...
cuántas veces trato de volver a pegar los pedazos ...
cuántas veces he caído y me he levantado...
cuántas veces he creído lo que dices y cuántas veces más he visto que todo se viene abajo...
 
Cuántas veces me convenzo de que nada cambiarás...
cuántas veces quiero volver a confiar en ti...
cuántas veces me he esforzado por que tú estés bien...
cuántas veces he sentido tu desprecio a mis esfuerzos...
cuántas veces me he sentido presionada...
cuántas veces siento que ya no me quieres...
cuántas veces siento que ya no te importo...
 
Cuántas veces he odiado tu orgullo y cuántas veces más he querido sentir que todo va a estar bien...
cuántas veces he querido sentir tu amor y cuántas veces lo único que siento es dolor...
cuántas veces me he odiado por amarte así...
cuántas veces me he mentido a mí misma, creyendo que no me has lastimado...
cuántas veces he olvidado todo por querer empezar de nuevo y cuántas veces me detienes...
 
Y sin embargo sigo aquí, como la tonta más grande del mundo... todo porque te amo más que a mí misma, más que a nada y más que a nadie...
 
Supongo que habrá más veces por delante, sólo espero no morir en el camino. Sigo aquí con todo esto, en silencio para evitar que tú sientas dolor. Y así seguirá, hasta que entiendas y veas todo lo que me está causando tus errores. Hasta que veas cuántas heridas tengo. Entonces, probablemente entiendas que es algo injusto. Sólo espero que no sea demasiado tarde. Y si lo es, ten por seguro que aqui seguire amándote, como lo hice desde el principio..

M.V
domingo, 29 de septiembre de 2013 | By: Abril

Y como aquella vez, te lo vuelves a llevar todo...


Querida amiga:

Pasa el tiempo.

La distancia, como siempre, separa más que une. Es inevitable. Intenté convencerme de todo lo contrario pues te fuiste de mí del mismo modo en que te presentas hoy, de improviso, y parece ahora ayer, cuando en esa despedida fui abandonado con un hola acre que resultó ser un adiós envuelto en una sonrisa forzada que decía que no te volvería a ver.

Pero has vuelto, y aquí estás, sin venir y sin esperarlo, como un capricho cruel de la memoria que se parece al destino y al tiempo que no tienen medida, y ese sino quiere que vuelva a saber de ti y quiero decirte que yo estoy bien, que tengo mujer y dos hijos muy guapos, y que trabajo de lo que quiero, y que tenía muchas ganas de verte porque siempre pensé que nunca te iba a encontrar de nuevo.

Han pasado tantos años, vida mía.Y mientras te escribo, muy despacio, pierdo mi nombre y mi condición de hombre pues no hay nada más inmenso que una herida cerrada, una cicatriz que desea bañarse con la voz de tu recuerdo, y ese recuerdo entra en mí, sin pedir permiso, otra vez, y bailamos, como aquel día en el que, arrogante, me pisé a mi mismo y casi caigo y me acerqué mucho a tu cuello, y un bucle rubio no se quiso apartar.

Y aquí estás y me dices hola amigo, y como aquella vez, te lo vuelves a llevar todo.

Ya termino la carta, ya termina el baile... mira, acabamos solos de tanto buscarnos para siempre.

Tuyo

Claudio

(Del blog: Es Amor)
lunes, 23 de septiembre de 2013 | By: Abril

Te he mentido



Querida Cristina: 

He decidido hacerte esta carta porque mereces saber que nada es culpa tuya, simplemente todo ha cambiado y no sé decirme por qué.

Te adoro pero no, no puedo seguir contigo. Lo cierto es que te he mentido y eso no es lo peor, lo peor es que llevo haciéndolo desde el primer dia y lo más ridiculo es que también me he mentido a mí mismo creyendo que por fin te habia encontrado.

Adoraba como pasabas de enfadada a enamorada en cuestión de segundos. Me encantaba tu piel y el olor a crema hidratante cada vez que me abrazabas. Adoraba el modo en que decías si a todas mis locuras. No podia vivir sin tus abrazos constantes. Me encantaba cuando te burlabas de mis tonterías y eso te hacía estallar en mil sonrisas. Disfrutaba sin hacer nada, matando el tiempo, paseando, besándonos. Adoraba tantas cosas de ti...

En cambio, ahora odio tus cambios repentinos de humor, detesto cuando te pones esa crema hidratante y me tocas con la piel pegajosa. Odio tu poca iniciativa y que digas sí a todo. Me agobia que quieras estar siempre pegada a mí y me enfurece que te burles de mis cosas y encima te rías. Me aburre estar sin hacer nada perdiendo el tiempo.

Por eso no puedo seguir contigo, porque cometi ese error que comete todo el mundo de creer que eras quien yo quería que fueras; de, sin conocerte, decirte que eras la mujer de mi vida. De pensar que eras mi una entre un millón, porque eran más mis ganas de encontrarte que las de estar contigo.

Pero no has sido tú la unica engañada; yo también me crei que eras para siempre, que serías mi antes y mi después, lo que siempre habia soñado.

Sé que me volverá a pasar, me volveré a mentir. Volveréis a parecerme todas las anteriores en insight y volverá a parecerme todo increíble. Me veo mintiéndome otra vez, equivocándome, pero ya no contigo, ya no contra ti.

Lo siento mucho.
 
Te deseo lo mejor.
 
(Alexander)
 
Transcripción de un cortometraje de Dulcineastudios
martes, 3 de septiembre de 2013 | By: Abril

Desde cero

 
 
Hace dos semanas ando viviendo entre la tristeza y la esperanza... la tristeza de haberte dejado y la esperanza en el futuro. Siempre me dices que pase lo que pase vamos a envejecer juntos y yo me aferro a esas palabras para encontrar el sentido de cada día que pasamos separados…
 
Hace exactamente 15 días hoy, te dije que no quería seguir en una relación con vos. No te he explicado mis motivos porque creo que no te importa. Estás convencido de que es una pelea tonta, un malentendido... No tenes idea amor de que fue premeditado por mi parte, que llevo semanas planteándome el asunto, que un día desperté y simplemente supe que debía terminar lo nuestro.
 
Sabes que te amo profundamente y eso es algo que no podría cambiar aunque quisiera, pero si puedo cambiar la infelicidad que siento al respecto, puedo cambiar la sensación de cada vez que me dejaste plantada esperando, de cada vez que no contestaste mis llamadas y mis mensajes, de cada vez que encontraste cosas más importantes que hacer que pasar tiempo conmigo y puedo cambiar la forma en que me has amado hasta ahora.
 
Por eso me alejo amor. No sé si por un tiempo o para siempre. Me alejo para que despejes tus pensamientos y puedas verme con claridad, en toda mi extensión, con todos tus sentidos. Me alejo para que descubras quien he sido y quien soy…
 
Sé que si logras descubrir eso será muy fácil encontrar el camino de regreso. Y tal vez entonces, si no tardas mucho, yo aún esté sentada en la mesa del mismo café donde nos conocimos y podremos empezar de nuevo.
 
Atte. Laura
martes, 27 de agosto de 2013 | By: Abril

Primera Carta

 
Amor,
 
veras  empecé a escribir con la idea de hacerte una carta de amor, algo así muy dulce,  romántico y poético, pero ya sabes que esas cosas no se me dan tan bien como pretendo y como vos quisieras…no puedo ordenar mis ideas de una manera coherente cuando se trata de mis sentimientos hacia vos, se me hace difícil…pero quiero intentarlo
Esta carta que te dejare sobre la almohada al salir del cuarto y que encontraras cuando vengas de dejarme del aeropuerto será la primera de las muchas que pienso escribirte mientras estemos lejos…cada una de ellas ira matizada de detalles sobre cómo va mi vida y el trabajo y las cosas nuevas de cada día, pero en esencia todas dirán lo mismo que te diré en esta:
Que me duele mucho dejarte, me duele tener que estar lejos de vos para lograr este sueño de superación personal, pero lo hago no solo por mi, vos lo sabes, me has convencido que es por nosotros, por un futuro mejor cuando volvamos a estar juntos, me ha encantado la forma en que has impulsado mis luchas y me has acompañado en todo el proceso, no sé como agradecerte que me quieras tanto, que me des tanto, me diste el valor de volar aun cuando sabias que me iría lejos de tu abrazo, por eso quiero decirte sin adornos y sin preámbulos que te amo, en el más amplio significado que esas palabras puedan alcanzar, que no me he ido y ya espero volver a tus brazos, a nuestra casa, a nuestras manías y peleas tontas de cada día, que ya te extraño, que prometo volver…así que guárdame calientito mi lado de la cama..no desesperes amor por que me has enseñado que el tiempo es relativo y yo ajuste los relojes de la casa para que vayan más rápido que de costumbre
Amor te dejo esta carta en un sobre perfumado, para que de vez en cuando puedas olerlo y recuerdes como huele mi abrazo..hasta pronto amor..dos años se van volando
 
Con amor..
 
Sandra.
 
PD. No me salió tan mal para ser la primera verdad?
martes, 13 de agosto de 2013 | By: Abril

Como cada noche


En el duermevela, en ese momento, donde lo real se confunde con lo irreal, de mis labios se escapó tu nombre.
¿Será por eso, que volví a soñarte?
Y como cada noche, te vi llegar hasta mí, con esa sonrisa tuya, que tanto me gusta,
y a cada paso tuyo, las mariposas de mi alma, revoloteaban con más fuerza.
Como en cada noche, me tomabas de la mano, acariciabas mi mejilla, y me decías:,
Te amo, vida mía,
¿Me acompañas a vivir?
Y yo, sonreía, te besaba, te hacía bailar, girar, una y otra vez sin parar de mirarme en tus ojos, casi sentía el roce de tus labios y tus dedos acariciando mi pelo.
Y como cada noche, volví a vivir, volví a sentir, y al despertar, el lado vacío de mi cama, me recordó, que soñando también se puede vivir.
Vivir para soñar, soñar para vivir.

(Alicia, Fuente: EsRadio)
lunes, 12 de agosto de 2013 | By: Abril

Carta de ser


Te escribo esta carta sin ningún tipo de pretensión. Es algo que yo necesito que sepas y que creo que también deberías saber tú. Espero que nunca ocurra, pero si algún día todo se tuerce, empiezas a pensar que no vales lo suficiente o alguien te hace daño, espero recuerdes esta carta que tienes ante ti.

Voy a eludir la trampa de los recuerdos, esos que me muestran lo mejor de lo que fuimos, y lanzan a mi cerebro, imágenes de lo que podríamos volver a ser. Me costó tiempo entenderlo, pero nuestro momento ya pasó. A veces pienso que no tuvimos suerte, que simplemente la vida nos cruzó en el momento equivocado. Pero ya nada de eso importa, fuimos y eso es lo que perdura. Por ello insisto en que esta carta no pretende cambiar nada entre nosotros.

"Créeme cuando te digo que ella es diferente, querido amigo, espero que tengas una oportunidad similar en la vida, porque yo nunca he conocido a nadie igual..." estas son las primeras palabras que escribí sobre ti, con el mejor de los amigos cuando intercambiábamos correspondencia. A lo largo de mi vida he conocido a muchas mujeres y he amado a tantas otras. No sabría decirte con qué intensidad y desconozco si realmente te busqué en cada una de ellas. Lo que sé a ciencia cierta es que nada hallé y nunca volví a referirme a nadie en estos términos. Por ello, creo que debes saber que tu forma de ser es inigualable. Te lo digo así, sin artificios, con un lenguaje simple y directo: no he sido capaz de encontrar tu ingenio, tu alegría o tu sentido del humor. Quizá suene a tópico hablar de tu personalidad, pero puedo asegurarte que eres única. Y es que, cualquier aspirante a tus besos construirá un monumento en honor al misterio de tu belleza, un lienzo de tus profundos ojos o una catedral de tu sonrisa. Y no serían palabras vacías, porque verdaderamente eres un compendio de obras de arte. Eres la joya en la que todo el mundo puede ver la perfección, pero nadie dedica tiempo a mirar el universo que se esconde dentro.

Recuerda todo lo que vales, cuando algún mediocre te deje marchar. Cuando sientas que eres menos, vuelve a leer esta carta, y yo, te volveré a contar por qué eres mejor que las demás.

Solo espero que encuentres a alguien que sepa ver en ti, lo que yo hace tantos años pude conocer y que te quiera tanto como yo te pude llegar a querer. Mientras tanto, yo sigo con la carga de encontrar a alguien que me suponga verdaderamente un reto, como lo fuiste tú en aquel febrero olvidado.

(Del blog. "Es amor")
sábado, 10 de agosto de 2013 | By: Abril

Ya nadie escribe cartas de amor...



Son las 4:40 de la madrugada y acabo de fumarme un cigarrillo en la ventana. . . 

Como verás, mantengo la vieja costumbre de fumar en las ventanas. La ventana de la cocina del lugar donde vivo es igual a tu ventana, da a un pozo de aire y està llena de plantas pero aquì no "llueve" en las madrugadas.. (nadie tiene la costumbre de regarlas a esas horas intempestivas)

El entorno que me acompaña junto con mi "habitual" cigarrillo es parecido. También las plantas. . . . . Una vez leì que ellas no tienen una consciencia individual como los humanos, tienen una colectiva, igual que los animales (por eso cada vez que veo un perrito le mando mis mensajes al mío para que se los transmitan) .

...Nunca màs pude dormirme antes de las 4 de la madrugada , no pude quitarme esa costumbre. Aquì pensarán que estoy loca.

A todo esto, te estaràs preguntando a qué se debe este carta. Recièn hoy puedo escribirte, recièn hoy despuès de que pasaron tres meses de aquella noche que me fuì, o que te fuiste. Pero el silencio no iba a ser para siempre, sòlo el tiempo necesario para darte una explicaciòn de còmo pude realmente desaparecer radicalmente de tu vida. Tal vez para tì no sea el dìa ni el momento oportunos para saberlo,  pues es probable que ya no te interese. Esta carta màs que a tì me la debìa a mì.

Hoy quiero que sepas quien fuiste tù para mi, independientemente de lo que yo haya sido para tì. Nadie como tú me ha hecho reir tanto, nadie me ha protegido tanto y se ha procupado por mì como lo hiciste tù. Nadie se ha ocupado por compartir mis penas, mis tristezas, mis problemas...

Y aunque mi vida era una contrariedad tras otra, en el fondo yo sabìa que estabas allì para sostenerme, para inventar ideas o para sorprenderme como aquel dìa que me robaron la cartera y apareciste en mi trabajo con una nueva que dentro tenia las entradas para el teatro.

Pero lo màs importante fuè el afecto, la comprensiòn y el cariño que me diste. Yo sabìa que aunque el mundo se me cayera encima, entre tus brazos nada me podìa  pasar.
 
Todo eso que has hecho por mì te llevò a ocupar un lugar ùnico en mi corazòn y en mi  vida. De hecho, cuando me quedè sin tì, me dì cuenta de que no sòlo ya no te tenìa, sino que tampoco tenìa a nadie màs. Tù lo ocupabas todo y de la noche a la mañana ya no estabas.
 
 
 
viernes, 9 de agosto de 2013 | By: Abril

Contrólate muchacho

 
 
Te escribo esta carta como lo haría un hombre a punto de perderlo todo.

Ya que el invierno se ha quedo sin luna y el verano ha dejado al mar perderse dentro de ese cielo gris, que abunda en nuestra ciudad. Ojalá nuestros pasos fueran invisibles, para que así la vida se olvidase de nosotros y el aire no estuviera lleno de palabras en carne viva. No sé si en mi otra vida, finalmente, encontraré un punto de partida para descubrir que los sentimientos no sólo se comen, sino que también pueden florecer hacia atrás sin dominar al mundo.

Hoy todo es igual en esta ciudad: los carros van despacio y las personas corren, como si hubiera una venta de almas a medio precio. La tv ya no es la misma caja boba de siempre; ahora se ha democratizado y sólo habla con el pulgar en alto, y que ya no puede decir nada más de la radio, porque la música ya es mayor de edad. No es que todo esté perdido. Sólo que dentro estas cuatros paredes, el mundo se divide en pequeñas esquirlas que van saltando hacia mis venas bañadas en silencio.

Ahora mi sangre está llena de sonrisas inigualables y mis ojos son autónomos; pueden ir y vivir donde sea. Sin embargo, mi cuerpo aún depende de todo. Se comporta como un niño, preguntando dónde está su familia o por qué no le dieron aquel dulce que le prometieron después del almuerzo. Todo es fuego que algún día disfrute. Finalmente me fui alejando de cada cosa importante de mi vida, y sobretodo, me alejo de manera infinita de mi propia mente.

Dicen que los recuerdos pueden ser buenos o malos, sin embargo, yo los tengo neutros. No tengo ni izquierda ni derecha, ni norte ni sur. Estoy en medio de todo, caminando hacia la capital "de la nada", en el país del "nunca sabré".

Esta será tal vez mi última canción. Diré, esta será tal vez mi última carta, porque el día lunes se llevarán mis manos, me amarrarán a una nube y la ajustarán sin preguntarme. Pasará el tiempo y me quedaré navegando dentro de ese mar acolchonado, sin ese cielo gris.

Yo te escribí esta carta sabiendo que iba a perderlo todo en algún momento, pero lo que nunca he perdido es esa sonrisa tuya, que pedalea en mi corazón calato.

Todos los domingos son días de Visita. Si puedes tráeme unas manzanas y mandarinas a crispadas.

(Mostro Joao Kolera, del Blog: Cartas de una mostra)