martes, 12 de mayo de 2009 | By: Abril

Carta de una "Chica de Ayer"


Querido Antonio:

Llegué a tu vida, como suelo llegar a todas partes: a destiempo, sin saber que tú habías puesto banda sonora a todas mis tardes de lluvia y que escribiste aquella canción para mí. No llegué cuando las niñas de mi generación tenían tu foto forrando sus carpetas de instituto, no. Llegué en tu peor momento, cuando convertido en un espectro tratabas de levantarte apoyado en tu guitarra, para no desfallecer sobre el escenario, pedestal donde no te acostumbrabas a vivir del todo.Y me enamoré de tu sensibilidad. Fue conocerte y colocarme detrás de ti y comenzar a ser el remiendo perfecto de tu sombra rota.

No fue casualidad que existiera aquella tienda de discos de las que estaba sembrada cualquier calle del centro hace diez años, en la prehistoria de la piratería discográfica, donde un desconocido, en lugar de regalarme flores, me invitó a conocerte en un concierto. Nunca he vuelto a verlo, en cambio de ti nunca me volví a separar, desde aquella noche.

Siempre habías estado ahí y me di cuenta demasiado tarde de que tú eras Antonio, la voz que me tocaba el alma en cada acorde con esas manos trémulas y yo era tu Chica de Ayer…

Ahora te has ido, porque todo el mundo tiene que irse algún día y los que viven deprisa, suelen hacerlo antes. Te has ido como te gustaba, sin despedidas, sin dramas, dejándome a este lado de la calle, con mi paraguas rojo, bajo la lluvia exterior que se confunde con la interior…y forma charcos a mis pies.

¿Sabes lo que más me duele? Saber que la voz de “El sitio de mi recreo” hoy se ha quedado sin dueño…

(La Dama)